Por Carlos Samuel Mansilla
Pastor de Casa Bíblica Argentina
El día del padre en
Argentina se celebra el tercer domingo de Junio, pero no siempre fue esta misma
fecha ni tampoco es la misma en otros países.
En Argentina, el primer
día del padre fue establecido en el calendario escolar de 1956, hace 63 años.
La fecha en ese entonces era la del 24 de agosto en homenaje al general Don
José de San Martín. Esta fecha corresponde al nacimiento de su hija Merceditas.
Ese día, dicho prócer se convirtió en padre. Un dato interesante, y que no
muchos conocen, es que hoy en día en Mendoza se sigue festejando esa misma
fecha a diferencia del resto del país.
La fecha actual de
celebración corresponde a la fecha fijada en Estados Unidos en homenaje a
William Jackson Smart, quien perdió a su mujer mientras ella daba a luz a su
sexto hijo.
William tuvo que encargarse
de criar a su gran familia. Su hija mayor, Louise Smart Dodd, lo ayudó en la
crianza de sus otros cinco hermanos y fue quién solicitó en 1909 a la Alianza
Ministerial de Spokane que haya un día en que se celebre el “día del padre”. Su
propuesta fue para que se celebrara el 5 de junio, día del cumpleaños de su
propio padre. La Alianza en vez de elegir esa fecha eligió el tercer domingo
del mes, pero recién en 1910 lo establecieron.
Si bien se celebró por
primera vez en Estados Unidos el 19 de junio de 1910 en Spokane, recién en
1966, luego de varias idas y vueltas, el presidente Lyndon B. Johnson
declararía el tercer domingo de junio como día para esta festividad. Luego de
esto, varios países, entre ellos Argentina, se adaptarían a la misma fecha.
Muchos países de
tradición católica celebran el “día del padre” el 19 de marzo, por el día de “San José”, “padre terrenal de Jesús”. Los demás
países, a lo largo del globo, festejan en fechas muy diversas desde enero hasta
diciembre en homenaje a muchos de sus propios referentes o por cuestiones
mercantiles. Si bien esta festividad no tiene más de 100 años de vida, en
Argentina mucho menos, actualmente en todo el globo existe una fecha para
homenajear a los padres.
Todas estas fechas disímiles
y diferentes que observan distintos días, en referencias a diversas personas,
incluso a favor de cuestiones mercantiles y económicas, responden a una cuestión
de enmarcar a los padres en lo posibilidad de ser agasajados.
Esto no es novedad, y aunque
esta disposición arbitraria de días para agasajar a los padres es reciente, hay
razones milenarias que refieren a Dios mismo, a su esencia y existencia como un
Padre eterno, completo y presente que reina por sobre todas las cosas, incluso
sobre el tiempo, las distancias y el espacio.
La primera vez que se
menciona la palabra “padre” en la Biblia es en un momento que todavía no
existían los Padres en esta tierra. El versículo es Génesis 2:24 y hace
referencia al matrimonio. Este texto
menciona que al formar un matrimonio el hombre y la mujer tienen la
responsabilidad de ser cocreadores junto con Dios para transformarse en “padre”
y “madre” al procrear hijos para su gloria.
Se es padre solamente si
se tiene hijo. Aquí está la importancia de llenar la tierra (Génesis 1:28, 9:1,
Salmos 127), porque Dios quería una descendencia para Él (Malaquías 2:15), para
llamarnos hijos suyos (Oseas 1:10, 1º Juan 3:1) por medio de su Espíritu Santo
en nosotros (Romanos 8:16), y para que nosotros lo llamemos Padre (Isaías
64:8).
Él es nuestro Padre y
porque nos ama nos corrige como hijos (Proverbios 3:11-12). ¿Y si no tuviésemos
Padres terrenales?: ¡no importa!, porque Él es el Padre de aquellos que no lo
tienen (Salmos 68:5). Aún cuando nuestro padre y madre en esta tierra nos
rechacen y nos dejen, es Dios quién nos reúne, nos recoge y nos cubre (Salmos 31:10). Aun cuando todos
nos rechacen y nos dejen, Jesús nos enseñó a depender de nuestro Papá celestial
(Juan 16:32-33) aun a pesar de las aflicciones.
Para Dios es importante
ser nuestro único Padre celestial.
Pero también estableció una relación de gran importancia con nuestros padres terrenales, hasta el momento que debemos dejarlos en el matrimonio y así continuar ese ciclo de honra al procrear hijos para su gloria (Isaías 43:7). Dios mismo dijo: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Éxodo 20:12, Efesios 6:1-3, Colosenses 3:20). Esta es una relación de honra continua hacia quienes Dios utilizó para darnos vida, y en definitiva, es honra a quien diseño el plan familiar para alabanza de la gloria de su gracia (Efesios 1:5-6).
Pero también estableció una relación de gran importancia con nuestros padres terrenales, hasta el momento que debemos dejarlos en el matrimonio y así continuar ese ciclo de honra al procrear hijos para su gloria (Isaías 43:7). Dios mismo dijo: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Éxodo 20:12, Efesios 6:1-3, Colosenses 3:20). Esta es una relación de honra continua hacia quienes Dios utilizó para darnos vida, y en definitiva, es honra a quien diseño el plan familiar para alabanza de la gloria de su gracia (Efesios 1:5-6).
Dios es nuestro Padre y
debemos honrarlo (Malaquías 1:6). La importancia de los padres en esta tierra “no
es para ser padres directos”, sino para ser administradores de "sus hijos" y cocreadores
junto con Dios. El propósito de esto es darle a Dios una familia grande que colme
la tierra de su gloria, es para darle hijos a nuestro Papá celestial siendo
nosotros ayos o nodrizas.
Todo se trata de Él y
nunca se va a tratar de nosotros (Isaías 42:8), porque Él no comparte la honra
con nadie (Isaías 48:11). Por esto, siempre el hombre con este propósito dejará
a padre y madre para cumplir el propósito de Dios en esta tierra, y que todos
seamos hijos suyos y hermanos en Cristo.
Eso sí, nunca vamos a
dejar a quien es el centro de nuestra vidas todos los días hasta el fin del
mundo: Nuestro Papá DIOS, nuestro ABBA, nuestro Papá por excelencia.
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Es mi deseo que con este
artículo hayas aprendido algunas profundidades más sobre el propósito que Dios
tiene para nosotros en esta tierra y sobre nuestras responsabilidades. No
dejemos de orar a nuestro Padre celestial glorificando su nombre.
Dios te bendiga.
Por Carlos Samuel Mansilla
@carlossamuelmansilla
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DIOS TE BENDIGA
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