Casas de oración

Es fundamental la oración. Como comunidad cristiana tenemos un programa de oración en las casas y en los barrios que tienen un lugar central y vertebral para los planes de Dios en la tierra. Jesús remarco la necesidad de orar siempre y no desmayar (Lucas 18:1).
 
Casas de oración
La oración es fundamental en nuestra vida. Vivir es tener al Espíritu Santo de nuestro Dios habitando en nosotros, por lo tanto, nuestras vidas se deben desarrollar en oración constante como la forma principal de existencia. Además, reunirse para orar es parte de un acuerdo establecido por Dios para pedir sabiamente, mediante el cual obtendremos respuestas desde los cielos. Por esto la importancia de reunirnos en oración y en mutuo acuerdo (Mateo 18:19:20).
Una vez por semana hay casas abiertas de oración. Durante la semana en varios puntos nos juntamos para orar (1Ts 5:17).
 
La oración no es sencillamente pedir como muchos creen, sino que es hablar con Dios, comunicarse con Él, mantener viva la amistad de un Padre que nos ama con profundo amor. Hablar con Dios es una acción de doble entrada, un feedback, en donde nosotros hablamos y Dios nos escucha, pero lo más importante es que en este diálogo Dios nos habla y nosotros debemos escucharlo. Nosotros conocemos su voz y le seguimos, es por esto que tenemos un Pastor (Juan 10:4), y Él nos conoce (γινώσκω) cuando le oímos (Juan 10:27). Es un autoconocimiento (Juan 10:14).
 
En la oración reconocemos nuestras limitaciones, de que nada somos, por eso la oración es dependencia plena y total de un Dios todopoderoso, y solo en contacto pleno de una vida con Él somos favorecidos como hijos suyos.
 
Cuando Jesús enseño sobre la oración puso como ejemplo dos casos de relaciones, entre amigos (Lucas 11:5-8) y entre un padre y su hijo (Lucas 11:11-13), culminando con la necesidad del Espíritu Santo. La oración es una relación directa con Dios, un contacto relacional con el Padre, en donde esto es posible solamente por medio de su Espíritu, en donde el cielo y la tierra se unen para cosas extraordinarias.
 
(Referencias: Lucas 18:1, Lucas 21:36, Romanos 12:12, Efesios 6:18; Colosenses 4:2; 1 Pedro 4:7)
 

 

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